Dentro del bosque que rodea al Monasterio de Leire, existe una fuente protagonista de su propia leyenda.
Se cuenta que en el s. IX, Virila, el abad del Monasterio, reflexionaba constantemente sobre el paso del tiempo, y un día durante uno de sus paseos, encontro una fuente. En ella se ensimismo con el cantar de las aves y quedo dormido.
Cuando desperto, encontro el entorno un tanto cambiado y a duras penas fue capaz de encontrar el camino de vuelta al Monasterio.
Llamo y quien le abrio, aseguro no conocerle. “¡cómo no me vas a conocer, soy Virila, el abad!.”
La respuesta que recibio debió dejarle sin palabras:
“Hubo aquí un abad con ese mísmo nombre, pero un día desapareció. Salio a pasear y no le volvimos a ver...de esto han pasado 300 años”.
Creo que hay documentación sobre este hecho, de la desaparición y del acontecimiento de la llegada de un hombre sorprendido por su propia historia.
La primera fotografía es del camino a la fuente.
ResponderEliminarLa segunda, vista desde el camino, La Val Ancha, el embalse de Yesa, el Monasterio abajo y al fondo la Peña Oroel.
Por último, la tercera, es la fuente en sí.